La mar rota
18.12.2020

Tú querías la herida,
la mirada viva
bajo los párpados
aún calientes del muerto.
No entendiste que mi carne
es mar abierta, océano infinito
inconquistable.
Tú, que hendiste con tus dedos
más allá del verso,
jamás me tocaste.
Pero ellas vinieron:
piedras en los bolsillos,
lámpara que desciende
bajo la mano nodriza.
Tú, que quisiste la herida,
tan solo tuviste un trocito
de la mar rota: historia
donde ahora descansan
los huesos de las aves.
- Fotografía y texto: Marina Serrano © 2020