Noticia en EFTI

11.12.2020

Hace ya diez años ...

Tras finalizar mis estudios en la EA de Sevilla, me mudé a Madrid para estudiar el Máster internacional en Fotografía y Gestión de proyectos en EFTI. Aún recuerdo sus clases, los platós de fotografía, el olor a químico en las clases de Fernando Marcos Ibáñez. 

Cómo se abría paso la imagen entre los bromuros de plata. Y así, fui también abriéndome paso, discretamente, fascinada y abrumada por los trabajos tan impresionantes de todos los fotógrafos que estudiábamos, rodeada de mucho arte en las fotografías que decoraban las paredes de nuestra escuela en sus múltiples exposiciones. Tuvimos la suerte de presenciar la inauguración de Galería Cero con mucha expectación.

Recuerdo a todos mis compis, muchos de ellos, aún, grandes amigos. Las horas que pasábamos fotografiando, ya fuese en el parque de El Retiro, en alguna localización remota y perdida de Madrid o incluso, en la casa de alguno de nosotros mientras celebrábamos la vida con cervecitas y creando nuevos proyectos. Tantas ilusiones y sueños que brotaron durante ese curso. Tanta inseguridad, por otro lado, cuando con mucha tristeza llegó el último día. ¿Qué sería de nosotros entonces? Muchos se marcharon de Madrid para comenzar otro camino. Entre ellos, me incluyo.

Nunca pensé que mi próximo destino fuera Cantabria. Y de todo esto, hace ya diez años. Una década viviendo tan lejos de mi tierra, Cádiz. Pero me siento muy feliz de haber tomado cada una de las decisiones que me llevaron hasta aquí. Quizá, hacer este tipo de balances cada diez años sea un buen método para comprobar nuestra propia evolución. La mía fue abrir mi propio estudio de fotografía y apostar por aquello que aún me apasiona. Convertirme en docente, transmitiendo a mis alumnos esta misma pasión. Reconociendo, a través de su mirada, cómo ahora son ellos los que se sienten abrumados e ilusionados. Seguir creando, escribiendo poesía y "desconectar" en mi poco tiempo libre pensando en nuevos proyectos. Retomar historias interrumpidas que en su momento me hicieron feliz. Porque nunca es tarde. Y por eso, también decidí terminar mis estudios en el grado de Estudios Hispánicos. Y ya, en la recta final de mis estudios, compruebo que quiero seguir aprendiendo, transmitiendo y creando. 

Todos estos recuerdos me sorprenden de golpe y siento cómo aún tiemblan entre los píxeles de estas imágenes. Las fotografías de El Antídoto son también la historia de estos diez años. Las vivencias que me llevaron a fotografiar mi cuarentena, como muchos otros fotógrafos, porque solo sabemos comunicarnos a través del mundo fotográfico. En todo esto pienso cuando veo la publicación de Efti y veo mi nombre en la publicación que me dedican en sus redes sociales con las fotografías de El Antídoto. 

Y de pronto, un remolino de espuma muy densa. Y todo un océano para seguir navegando.

Estoy infinitamente feliz.